Guía de cuidados
Cómo cuidar
de tus trajes
Cuidar un traje no tiene por qué ser una tarea tediosa. En verdad, las fibras tradicionales que se emplean en su fabricación, como lana, mohair y cachemir, son hebras naturales que se cuidan solas a la perfección, con una pequeña ayuda, desde luego. Para facilitar la labor, hemos reunido algunos consejos profesionales para que tus prendas favoritas luzcan más nuevas durante más tiempo.
Mantenimiento
Déjalo respirar
Por su propia naturaleza, la lana es parcialmente autolimpiable, dado que la queratina del tejido ayuda a descomponer la suciedad y el sudor. Es importante sacar los trajes al exterior y dejarlos respirar. Permitir que el aire circule a través del tejido no solo mantendrá el traje seco y eliminará el sudor de manera natural, sino que además prevendrá la generación de bacterias que provocan hedor. Deja que tu traje respire unas pocas horas, inclusive un día o dos, después de haberlo usado. Esto facilitará el secado y descanso de las fibras, así como la recuperación de su forma original.
Los viajeros frecuentes que no dispongan de una plancha a vapor, o aquellos que estén cortos de tiempo por la mañana pueden matar dos pájaros de un tiro colgando el traje en el baño mientras se duchan. El suave vapor de agua caliente ayudará a alisar cualquier ligero doblez, dándote un look formal fresco e impecable.
La rotación es importante
Al igual que tú, el traje necesita tiempo para descansar y recuperarse. Después de cada uso, cuélgalo y déjalo en reposo mientras tanto. Deja pasar unas 24 a 48 horas antes de volver a lucirlo. Esto disminuirá tu necesidad de llevarlo a la tintorería.
Utiliza un cepillo para trajes
Un cepillo para la ropa hecho en auténticas cerdas de jabalí es tu mejor apuesta a la hora de mantener tu tejido libre de partículas indeseadas. Las cerdas de jabalí son lo suficientemente delicadas para no dañar las prendas, pero lo suficientemente rígidas para eliminar las pelusas y el polvo. Cepillar el traje con un cepillo de alta calidad puede extender significativamente la vida útil de tu atuendo y restaurar las fibras naturales y el lustre del tejido.
Planchado
Para proteger el fino tejido de tu traje, en la gran mayoría de los casos no debes recurrir a la plancha. A menos que la etiqueta así lo indique específicamente. En cambio, invierte en una buena plancha a vapor para alisar cualquier arruga y pliegue entre uso y uso. Verás que esto a su vez desodoriza y limpia ligeramente las prendas. Exponer el traje al vapor será útil para mantenerlo no solo sin arrugas sino también exento de bacterias que causan malos olores.
Limpieza
Sacar las manchas — Utiliza un paño limpio y sin teñir, junto con un aerosol quitamanchas o un detergente suave.
Limpiar manchas antes que limpiar en seco
Limpiar tu traje después de cada uso es innecesario y provocará un más rápido desgaste del tejido. Cualquier mancha, mota o lamparón menor no necesariamente implica un viaje a la tintorería. Y para cualquier dueño de traje primerizo, ¡NUNCA implica usar la lavadora! En lugar de eso, realiza un tratamiento antimanchas apelando a un paño limpio, levemente húmedo y sin teñir, junto con un aerosol especial o un detergente suave. Nunca debes frotar, pues dañarás las fibras. Por el contrario, toca suavemente la mancha y déjala diluirse y limpiarse naturalmente. Siempre recomendamos probar tu limpiador en una mancha no visible del traje, con miras a asegurarte de que el producto no estropee o ensucie el tejido. Si crees que la mancha podría esparcirse o que tu procedimiento podría deteriorar el color o la tela, déjale la tarea a un profesional.
Y cuando la alternativa consista en acudir al tintorero, siempre lava el blazer y los pantalones juntos para mantener un color y una textura uniformes con el correr del tiempo. De ser posible, intenta limitar la limpieza en seco de tu traje a no más de tres veces al año.
Guardado
Elige una funda — guarda tus prendas en sentido vertical dentro de un material respirable. Evita las bolsas plásticas, terreno fértil para hongos y moho.
Cuélgalo recto
Nunca, pero nunca, cuelgues tus blazers en una pequeña percha de plástico desvencijada. Por más que parezca un detalle menor, esto puede incidir mucho a la hora de preservar la forma y calidad de tu traje. Te recomendamos utilizar gruesas perchas de madera, idealmente de cedro.
Una percha más ancha conserva intacta la forma natural de los hombros, mientras que la robustez, la absorción de humedad y las propiedades repelentes de insectos que posee el cedro mantendrán a raya la humedad y las polillas durante años.
Siempre cuelga los pantalones desde los bajos, en una percha de fieltro con gancho, pues esto permite alisar las arrugas sin crear nuevos pliegues.
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